Es Roma pura

El artista Josep Maria Rosselló publica ‘Lorca, la incògnita visita (work in progress)’, una crónica exhaustiva y ampliada del encandilamiento que el poeta granadino sintió a su paso por la ciudad de Tarragona durante el otoño de 1935

Lorca en Tarragona Lorca en Tarragona

A simple vista se diría que ha caído rendido a la nana de Morfeo. Varado en la playa lo acuna la arena mientras el agua lame la mitad de su rostro cada vez más envejecido. Demasiado sueño incluso para un niño. A Aylan, con tres años, le han nacido branquias de vergüenza. En El País se lee: «Un pensionista ofrece 5.000 euros a quien contrate a su hijo en paro». Como en la novela de Milena Tusquets, también esto pasará, «nos olvidaremos de esta crisis porque vendrán a vernos con otras películas. Olvidamos el pasado con una capacidad pasmosa», critica Josep Maria Rosselló. Su nuevo libro, Lorca, la incògnita visita (work in progress), que se presenta hoy mismo, a partir de las 19 horas en la Antiga Audiència, es, ante todo, «una creación contra el olvido», subraya.

La tarde se desploma y una brisa insistente alivia los rincones abarrotados del estudio del artista con imponente horizonte de Pretori y Mediterráneo. Por el balcón se cuelan los acordes del pasodoble que se ensaya en la Casa de la Festa, «las moscas están pesadísimas, el diluvio universal acecha». Se cumplen ahora cinco años de la primera publicación de Lorca, la incògnita visita (Silva Editorial), un libro a caballo entre la investigación y el ensayo que desempolvaba de las hemerotecas un episodio casi inadvertido en la historia de la ciudad, la presencia del poeta granadino en Tarragona un 14 de noviembre de 1935, durante el estreno de La dama boba en el Teatre Modern. Con fino olfato arqueológico, Jordi Rovira recuperaba la joya, una entrevista de belleza desmesurada que Lluís de Salvador, director del Diari de Tarragona por aquellas fechas, le hacía al genio andaluz entre bambalinas, y se la cedía a un lorcat, Josep Maria Roselló, eternamente embrujado por su obra colosal y capaz de alumbrar una pieza de admirable factura que se agotó al instante.

Comenzó entonces la andadura silenciosa de esta segunda entrega, una relectura pausada y ampliada de la primera, «que ahonda en el mismo tema pero de una manera totalmente diferente». A modo de crónica, Rosselló despliega una profunda reflexión contemporánea hilvanada en torno a la conversación mantenida entre Lluís de Salvador y Lorca, un diálogo que podría parecer anecdótico hasta que el poeta confiesa su enamoramiento por la luminosa romanidad de Tarragona, «es Roma pura», proclama, y desvela una «incógnita» estancia anterior, para las fiestas de Santa Tecla, que los especialistas sitúan en compañía de Dalí. «Los paralelismos entre las dos épocas son constantes. Hay comentarios de Lorca que son de una rotunda vigencia. El trabajo está dedicado al periodismo comprometido, como el de Lluís de Salvador», y al arte sin mordazas como el de Lorca, el poeta de los gitanos, de las mujeres y de los negros, para más inri «maricón y rojo», en palabras de Luis Antonio de Villena, prologuista de la obra.

En un tiempo «feroz y cainita» se presagiaba un destino trágico. Ya lo cantó Sabina a dúo con Chavela Vargas: Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena…

Lorca, la incógnita visita Lorca, la incógnita visita

Fuente Diari de Tarragona: http://www.diaridetarragona.com/blog-post.php?id=68&id_post=1463

 

 

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